viernes, 22 de junio de 2012

Parados


-->
La gente nos mira y se para, pensando tal vez que somos actores haciendo la estatua, como los que se aletargan increíblemente en La Puerta del Sol en Madrid, o en Barcelona en las Ramblas. Actores en paro o caídos en desgracia, claro, como la gran mayoría de esa población que nos mira y se para. ¡Parados! Como estatuas de sal a las que Dios hubiese castigado por el curioso deseo de contemplar cómo se destruye la sociedad, en lugar de cambiarla. En ese sentido, el Dios de la biblia se parece mucho a los políticos de casa.

También podría ocurrir que, esta misma mañana al salir de casa, la propia Gorgona social, con su cruel realidad y su espantosa mirada, nos hubiese esculpido en piedra asombrada.

Pero la simple verdad es que estamos aquí porque aquí nos han puesto. Nada más. Nuestra suerte la marca el dueño de la almoneda que rige nuestros destinos. Somos simples maniquís limitándonos a esperar que el tal tendero nos vuelva a encerrar en su precario almacén de cuerpos. ¡Maniquís! por mucho que sugiramos no tenemos iniciativa, capacidad de lucha, libre albedrío, ni voluntad para usarlos, simplemente os observamos.

Y aquí, a pie de calle, perplejos contemplamos ese confuso escenario y la extraña semblanza de unos humanos que, poseyendo lo que nosotros deseamos: vida, voluntad, albedrío y capacidad, no se empeñan en usar su libertad y se ponen a pelear contra las circunstancias, en lugar de permanecer parados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario