miércoles, 12 de marzo de 2014

SUPER


.-¿Y qué otra cosa podía hacer?.- Me espetó, de repente, ya un poco sulfurado.

.- ¿Bromeas?.- Le contesté.- ¿Con tus poderes? ¡Podrías hacer cualquier cosa!

.- Te equivocas. No tienes en cuenta que los poderes obedecen a la persona que los posee y, por tanto, son simplemente una extensión de su personalidad.- Pareció reflexionar un segundo, y luego prosiguió.- Tal vez Batman, o Lobezno… Si, los superhéroes más oscuros probablemente habrían reaccionado de otra manera, pero… yo, o el Capitán América y otros como yo, somos auténticos scouts, llevamos la rectitud, el espíritu patriótico y el respeto por las normas y la autoridad, como bandera. Nos resulta imposible salirnos de los cauces legales y reglamentados.

.- Aún así.- Insistí perplejo.- Un tipo con tus habilidades… ¿No tenías otras posibilidades?

.- Eso es más complejo, y largo de explicar.- Y pareció dispuesto a explicármelo, porque se arrellanó en el sillón de la cafetería, y dio un sorbo a su poleo-menta, antes de proseguir.- Como te he dicho yo si tengo escrúpulos aunque otros superhéroes no los tengan, y quienes, desde luego, no tienen ninguno son los supervillanos. Y, menos aún que nadie, mi archienemigo eterno: Lex Luthor. Así pues, en esta clase de sociedad, se convierte en toda una desventaja ser superhonrado.

Cuando el país empezó a sufrir esta crisis galopante, y dada la revolución de internet, la prensa escrita fue de las primeras industrias que sufrieron un retroceso salvaje. Como sabes el Daily Planet, se transformó en un periódico digital, y casi el total de la plantilla hubo de marcharse. Yo era una estrella, con un sueldo demasiado alto, y fui de los excluidos.

.- Pero….- Interrumpí.- Te hubieran cogido en cualquier otro periódico. Tu lo has dicho, eras una estrella.

.- Ahí entran la falta y la sobra de escrúpulos de las que hablaba.- Añadió entonces, con un velo melancólico en la mirada.- Para entonces Luthor se había hecho con la mayoría de los medios. Su superpoder es la astucia más ladina, mezclada con la riqueza más aplastante, y lleva jugando toda la vida a la consecución del poder en las sombras. Él no sabe quien soy, en realidad, pero si sabe que estoy muy unido a mi otra personalidad, así pues se dedico con todo su poder a cerrarme todas las puertas, en ese sector y en cualquier otro sector digno.

.- Pero eso es como reconocer que el malo se ha hecho definitivamente con el poder, que la falta de escrúpulos, el egoísmo y las malas artes, son las que triunfan.

.- Así es Jimmy. Creí que eso ya lo sabías antes de que también esa regla me alcanzara a mi.

.- ¡No puede ser, Clark!.- Exploté.- No te puedes rendir… tu… tu, ¡eres Superman! No puedes seguir disfrazado de muñeco absurdo en esa tienda. Es indigno.

.- Te equivocas.- Dijo él con toda la calma de su espíritu de “boy scout”.- Indigno es lo que hace él. Yo he encontrado un trabajo, me pagan por desarrollarlo lo mejor posible, y cumplo con esa obligación. Y, por encima de todo, sigo manteniendo la esperanza. Creo que, tarde o temprano, el mundo cambiará, creo que la gente reaccionará y hará frente común contra este estado de cosas, y seres como Lex Luthor serán marginados de la humanidad.

.- ¡Dios!, Clark. Parece que vivieras en Marte.

.- No, pero recuerda que vengo de Krypton, y efectivamente las cosas se ven distintas cuando eres de otro planeta.

En ese mismo momento comprendí que no podía hacer nada, que jamás podría convencerle de revelarse contra la situación, porque él era así, creía por encima de todo en la justicia, en la ley y en quienes las creaban, aunque le condujeran a este tipo de situaciones. Entonces, una lágrima corrió por mis mejillas al pensar que aquél tipo, el ser más poderoso de la Tierra, el ciudadano más honrado de Metrópolis, nuestra máxima esperanza, estaba convertido en aquél absurdo remedo de persona, expuesto en un escaparate, humillado por el peor ser humano que jamás hubiera conocido.

.- No seas tonto.- Prosiguió rápidamente.- Vuelvo a decirte que, tarde o temprano, esto cambiará. Volveremos entre todos a la buena dirección. Ya lo verás. Y, por favor, eso si te lo pido, me alegro enormemente de que sigas trabajando como fotógrafo y te hayas asociado con Peter Parker, pero destruye esa fotografía. Tu me has encontrado por casualidad mientras ejercías tu trabajo, pero es muy difícil que alguien más, conocido, me vea, y sobre todo que me reconozca. Y, por encima de todo, que jamás llegue a manos de Lois. Ella no lo soportaría.- Hizo una pausa dramática, y luego continuó, recobrando su energía.- Vamos, alegra esa cara. Verás como todo acaba bien, siempre ha sido así. Ahora tengo que dejarte, debo regresar al trabajo. Nos vemos, Jimmy.


Y el hombretón se levantó, se dirigió con paso firme a la sombrerería, entró y yo le perdí de vista, sobre todo porque no quise volver a mirar, mientras apretaba el botón de “delete” y enviaba al limbo aquella foto que jamás debió tener lugar.