viernes, 29 de junio de 2012

Espérame, voy a por...


No me dejan de mirar,
de reojo y simulando,
pero seguiré aquí sentado
mientras rellenen mi vaso.

Te largaste "por un rato"
y yo te aguardé fumando
en este colonial bar
de un remoto país lejano.
El sol traspasó el cristal,
vino a sentarse a mi lado,
y una bandada de aves
te acompañaba volando.
Pero no me verán llorar…
estoy tan solo cansado,
no sé lo que pensarán,
mas están equivocados.

Me gastaste, sin sudar,
el viejo truco del tabaco
y ahora, aquí en el bar,
me toman por un payaso.
Lo único que ocurre,
en honor a la verdad,
es que yo aquí soy feliz
con mi botella y mi vaso.

Se burlan y se equivocan,
creen que yo sigo esperando
cuando solo mato el tiempo,
bebiendo, fumando…
y, de cuando en cuando,
con o sin las cartas,
haciendo un solitario.

Con infinito sarcasmo
me miran ya con descaro
todos los parroquianos
esperando que me rinda,
no tarde sino temprano.
Ya solo vienen al bar
esperando ver mi llanto,
no saben que en realidad
tú nunca me has importado.
No me importaban tus ojos,
ni tus senos o tus labios,
ni tu risa… ni tus manos…
ni el temblor de las mías
cuando nos besábamos…
ni el olor de tu piel
que sentía aún sin olfato.
De hecho no me importó
que te hubieras largado,
ni bebo para olvidarlo
aunque viva recordando.

Así, subo a mi habitación
todas las noches borracho.
Mas no me verán llorar,
porque, ya lo sabes nena,
siempre he sido muy macho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario